LA AMISTAD

Según el diccionario de la Real Academia Española, la amistad es afecto entre personas, puro y desinteresado que nace y se fortalece con el trato.

Esta definición es muy amplia por lo que posiblemente habrá tantas formas de amistad como personas.

Según el filósofo Aristóteles podría haber dos tipos fundamentales que serían la amistad por interés y la amistad por placer.

Las personas, muchas veces pensamos que tenemos muchos amigos, cuando realmente lo que tenemos son muchos conocidos. La amistad es difícil de obtener y todavía mas difícil de mantener. Tener un amigo “verdadero” es como tener un precioso tesoro que hay que cuidar y conservar.

Los amigos de verdad son aquellos que siempre están a nuestro lado, en los momentos difíciles no es necesario ni siquiera hablar con ellos pues intuyen nuestro estado moral. Son aquellos a los que abrimos nuestro corazón, sin pensar si nos van a juzgar o no, en los que nos apoyamos y los que se apoyan en nosotros , pues para recibir también hay que dar sin tener presente quien da más o cuanto recibimos. Con los amigos podemos ser sinceros sabiendo que su aportación siempre será en nuestro bien y no nos juzgarán por nuestras actuaciones.

Los conocidos son todos aquellos que pululan a nuestro alrededor, compañeros de nuestros quehaceres diarios o aquellos a los que de vez en cuando vemos y a los que muchas veces nos referimos como nuestros amigos pero que en el momento de necesitarlos, de que nos apoyen o de tener deseos de compartir alguna confidencia o algún sentimiento: miran para otro lado o nosotros mismos somos incapaces de abrirnos a ellos pues no confiamos lo suficiente en ellos ni estamos seguros de cómo actuarán.

Muchas veces en la vida diaria, damos importancia a cosas materiales que en el fondo no nos aportan nada, pero que distraen nuestra atención y nos impiden cuidar de nuestros verdaderos amigos, estar pendientes de ellos, saber que pasa por sus cabezas, que preocupaciones tienen y si en ese momento nos necesitan o solo acudimos a ellos cuando nuestro estado de ánimo lo requiere y los necesitamos. Esa no es una buena forma de cuidar nuestra amistad ni de mantenerla. La amistad es un ejercicio que hay que ejercitar cada día para conservarla siempre dándole la importancia que se merece que es mucha pues es uno de los valores más importantes que tenemos para aportar y para recibir.

En la película “Que bello es vivir” que todas las Navidades nos reponen en la TV, el mensaje que el ángel le deja escrito en el libro al protagonista resume la importancia de la amistad: “Recuerda que ningún hombre es un fracasado si tiene amigos”.

Existe una leyenda árabe que dice:

“dos amigos viajaban por el desierto y discutieron. Uno acabó dando una bofetada al otro. El ofendido se agachó y escribió en la arena “Hoy mi mejor amigo me ha dado una bofetada en la cara”. Continuaron su camino y llegaron a un oasis donde decidieron bañarse. El que había sido abofeteado comenzó a ahogarse y el otro se lanzó rápidamente a salvarlo. Cuando el amigo se sintió mejor del ahogamiento cogió un estilete y empezó a grabar en la piedra la siguiente frase: “Hoy mi mejor amigo me ha salvado la vida”. Intrigado el amigo le preguntó: ¿Porqué cuando te hice daño escribiste en la arena y ahora lo haces en la roca?. El otro le respondió: “Cuando un gran amigo ofende debemos escribir la ofensa en la arena donde el viento del olvido y del perdón lo borrarán; en cambio, cuando un gran amigo nos ayuda, es preciso grabarlo en la piedra donde ningún viento podrá borrarlo”.

Siempre hay un momento y sino hay que buscarlo para reflexionar y ver si estamos cuidando bien a nuestros amigos o solo los buscamos cuando nos interesa. Parece una tarea fácil pero no es así y posiblemente sea una de las prioridades que debemos marcarnos en nuestra vida: Conservar y cuidar a los verdaderos amigos.

Alejandra Torca Gifré